Nosotras y nosotros, antimilitaristas, objetores y objetoras de Conciencia, activistas de una Cultura de Paz provenientes de Chile, Bolivia, Argentina, Ecuador, Venezuela, Colombia, Turquía, Israel, España, Inglaterra y Paraguay reunidas(os) en la Ciudad de Asunción dado que:
La aprobación de la Ley del Servicio Civil Obligatorio representa un grave retroceso y vulnera los derechos de las y los objetores de conciencia de Paraguay.
Viola la Constitución Nacional de la República del Paraguay en sus artículos 37 que establece el Derecho a la objeción de Conciencia, reconocida por razones éticas o religiosas; y el artículo 129 del servicio militar que establece que “la reglamentación y el ejercicio de este derecho no deberán tener carácter punitivo ni impondrán gravámenes superiores a los establecidos para el servicio militar”, ya que de acuerdo a la Ley aprobada, se establece el pago de G. 234.810 (cinco jornales mínimos), en caso de que no se preste el servicio. A su vez viola convenios internacionales ratificados por Paraguay que establecen “el derecho de toda persona a tener objeciones al servicio militar como ejercicio legítimo del derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión” enunciado en el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Contradice principios consagrados en la Constitución Nacional al establecer que el objetor(a) de conciencia comparecerá ante un Consejo Nacional de Objeción integrado entre otros(as) por un(a) representante del Ministerio de Defensa, lo cual implicaría la injerencia de la jurisdicción militar en la vida civil, quien a su vez tendría facultad para indagar y juzgar las razones o creencias manifiestas para la objeción de conciencia y decidir si él o la solicitante es o no un objetor real violando así el principio inalienable de la Libertad de Conciencia que en ningún caso puede estar sujeta a la aprobación de autoridad alguna;
Contraría el principio de irretroactividad de la ley previsto en el artículo 14 de la Constitución Nacional, poniendo en riesgo y en estado de vulnerabilidad a 136.500 objetores(as) de Paraguay y limitando el Derecho de un incalculable número de personas futuras objetores(as) de conciencia;
A su vez,
Nos preocupa la creciente militarización de varias zonas del país, sobre todo en aquellas zonas estratégicas donde la producción y el monocultivo de soja produce desplazamientos masivos de cientos de familias campesinas e indígenas.
Existen, en ese sentido, varias denuncias de abusos cometidos por militares sobre todo en la zona norte del país donde se han montado al menos ya 5 operativos policiales y militares que no hacen si no amedrentar a la población y cometer todo tipo de atropellos a derechos fundamentales como allanamientos irregulares de moradas, detenciones arbitrarias, malos tratos sobre todo a niños, niñas y mujeres.
Por tanto, declaramos:
Nuestro apoyo a las y los objetores de conciencia del Paraguay y nuestra sumatoria a su exigencia de veto total por parte del Poder Ejecutivo representado en el Presidente de la República del Paraguay, Fernando Lugo a la Ley del Servicio Civil Obligatorio.
Dado que los operativos de las fuerzas militares y de orden público sólo han servido para la defensa de sectores representantes de la economía nacional y mundial, en detrimento de otros empobrecidos y vulnerables como el campesinado, los pueblos originarios, las mujeres, los niños, niñas y adolescentes, solicitamos una mayor inversión en lo social y en las necesidades de la población para el ejercicio pleno de sus derechos en contraposición al gasto para la realización de operativos y la compra equipamientos bélicos para el sector militar.
Que apoyamos y nos empeñamos en promover todas las formas de organización social que en sus prácticas y búsquedas procuren ejercicios de resignificación social opuestos al militarismo y su sistema de valores, la dominación autoritaria y opresiva, para remplazarlo por prácticas basadas en la participación, el apoyo mutuo, el diálogo, la deliberación y la concertación entre las personas y las sociedades, considerando que de otro modo es imposible alcanzar formas de paz duraderas.
Proponemos un discurso y una práctica antimilitarista como herramienta generadora de cambios profundos en las relaciones humanas, que fortalecen las organizaciones, la movilización social y la exigibilidad de los derechos para todas y todos.
“No hay caminos para la Paz, la paz es el camino”
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